Los antecedentes de mi contacto  con la arquitectura empiezan desde mi niñez; con las marchas forzadas y dominicales con mi madre a la iglesia Catedral y San José, los relatos nostálgicos de mi abuela sobre la casa del rancho y las formas en que se desarrollaba  la vida dentro de ella. El haber nacido a tiempo para conocer la vieja Xalapa de los años 60 y las visitas que hacíamos con mi abuela  para cumplir  las promesas que se hacían a los Santos de Jalacingo, Xico y Altotonga; por el otro lado, mi padre sindicalista democrático, poeta popular, aprendo a querer a mi pueblo, sus costumbres y  sus modos de vida.

   En este proceso descubro la riqueza  del color "descendientes de los Tlacuilos", los espacios, las pilas de agua, los pozos, las calzadas de piedra, los jardines interiores                                                                                                                                                               

    Ingreso a la facultad de Arquitectura perdido entre este bagaje y el Rock & Roll, sufro un extravió en el laberinto de mi camino por el racionalismo empírico y la modernidad desraizada, insatisfecho con esta formación, empiezo a buscar algo que llene el vacío que existe en mi oficio, afortunadamente regreso a Xico, descubro Tlacotalpan y quedo seducido por las formas, los arcos, el color, los portales y el primitivo urbanismo de estos pueblos.

    Al salir de de la Facultad de Arquitectura de la U.V sigo con mi búsqueda y me integro a un taller profesional donde la fuente de inspiración es la Arquitectura tradicional y del pasado con una interpretación contemporánea donde por consecuencia y  conocimiento se involucra con la restauración, aprendiendo de esta manera empírica los conceptos fundamentales de esta disciplina, desde entonces existe la inquietud de estudiar mas a fondo la Arquitectura del pasado e hice varios intentos de estudiar, solicitando becas y ayudas, pero mi falta de contactos y la imposibilidad de financiar mis estudios, impidieron mis fines.